Aquel día de abril, Laura Gomis tomó conciencia, por primera vez, de lo que significaba esa pandemia mundial que azotaba al mundo. Ver la autopista de entrada a Barcelona completamente vacía, sin apenas coches circulando por ella, fue “un mazazo”, relata. Un punto de inflexión en su estado de salud. “Sufro patología dual, es decir, una adicción y otro trastorno mental. Antes de la pandemia estaba perfectamente estable. Pero después de ese momento en la autopista, caí en picado anímicamente: de la cama al sofá. Al no levantarme, rompí la rutina de tomarme la medicación. Y también volví a beber y al juego”, explica la mujer, de 50 años, que, además de las adicciones, padece ansiedad, depresión y un trastorno afectivo y de la personalidad.
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