Ser mujer y tener un trastorno adictivo supone un doble factor de riesgo para la violencia doméstica, según un estudio realizado por la Asociación Española de Centros de día de Adicciones (ASECEDI) entre sus pacientes. El 64 % de las personas encuestadas afirman que han sufrido violencia y en más de la mitad de los casos por parte de su pareja. Los agresores han llegado a empujar o golpear a las víctimas en un 42% de los casos y en un 33% la violencia ha tenido lugar en presencia de hijos o familiares. Las víctimas reconocen sentir miedo pero cerca del 40% de ellas quita importancia a las agresiones sufridas “lo que denota la existencia de una conciencia alterada de su condición de víctima”. De hecho, un tercio de las víctimas se ha echado atrás en la decisión de abandonar o denunciar al agresor.
Las agresiones se producen con más frecuencia cuando el agresor ha consumido drogas (69%), “especialmente alcohol y/o cocaína, en el marco de una discusión por motivos económicos, de consumo de drogas, de celos o de intento de control de la pareja”. En más de la mitad de los casos hay una violencia cruzada, es decir, la víctima responde con violencia a la agresión, “lo que puede resultar sumamente peligroso” advierten los investigadores.